Soy un sobón
SOY un sobón, alguien que necesita ir palpándolo todo. No es
que me falte vista y no sepa reconocer las cosas, no es eso; es que me urge
CREER radicalmente en todo. Sentir de un modo poderoso, físico, emocional.
Tocar, no como tocan los ciegos, que palpan delicadamente los bordes de las
cosas para distinguir su forma, sino al contrario, manosearlas, sobarlas,
apañuscarlas, sentirlas por dentro y en mis entrañas. Si no es así, paso por la
vida vacío, esquivo, sin rumbo.
No creo en mí, en mis pensamientos. A veces me tienta
imaginar que por fin me he librado de mis falsas, superficiales y estúpidas
consideraciones, y que tal cosa significa un avance. Pero también dudo de eso.
¿Avance? ¿Hacia dónde? Se tratará sin duda de otra añagaza que al final me va a
dejar una vez más con el culo al aire: satisfecho de creer que creo en lo que
creo, como si lo creyese de veras y desinteresadamente, y luego, a la hora de
la verdad, verme otra vez perdido, equivocado, sin nada firme ni cierto a lo
que agarrarme.
Por eso no me fío de mis propias percepciones, de mis
gustos, de mis ilusiones: no las tengo en cuenta. Pasan por delante de mi
puerta sin que las haga caso, a pesar de que yo estoy ahí, sentado en el umbral
esperando, estupefacto, no se sabe qué. Esperando seguramente alguna nueva
señal que me indique cómo hay que tomarse la vida a partir de ahora, porque no
tengo ni la menor idea. Lo cierto es que todavía se me ofrecen vagamente, con
cierto orgullo herido (por el simple hecho de tener que verse desfilando ante
mí, aunque yo no se lo he pedido, por supuesto). Algunas, incluso, se contonean
ligeramente, como dándose a valer, otras se me acercan con cierto atrevimiento,
otras aparentan ignorarme. Yo no las hago caso, aunque no sé por qué. Es todo
tan vacuo...
Delante de la puerta de mi casa, sentado en mi silla de enea, miro al fondo de la calle preocupado, manoseando mi sombrero, amasando
mis propias manos, deseando tocar cosas, palparlas, sentirlas fuertemente,
imperiosamente... , sin entender nada pero dispuesto a no volver a aceptar
nunca más ninguna explicación, ni fácil, ni útil, ni sorprendente, ni
compleja...