Soy un grifo cerrado

SOY un grifo cerrado a (plena) conciencia. Ni una gota de agua, ni una gota de tinta, ni una lágrima más. Ni sangre, ni sudor, ni mucho menos semen. Ni saliva, ni duelo, ni estupor, ni mucho menos cariño. Ni desprecio, ni displicencia, ni mucho menos deseo. Ni tan siquiera disconformidad. Recuerda tú, miedo mío a tu miedo, vengas con el rostro que vengas: Ni una gota más resbalará por mi garganta hacia tu sed, por mis venas hacia tu pozo, por mis mejillas hacia tu mármol, por mi piel hacia tu pecho, por mi boca hacia tu frente. Nada en mí saciará ya tu oculta sed de fiebre, de sol, de ardientes cielos, tu insincera sed. 

Ni una gota tampoco para humedecer tus ojos resecos y adormecidos. ¿Por qué no descansas mejor tu mirada en esos grandes lagos flotantes que a todas partes te acompañan como una esperanza y que a punto están siempre de desbordarse y de inundar de frescura tu sombra?